María Isabel Martínez, concejala de Policía y Seguridad Ciudadana

Cuando nos enfrentamos a una situación de emergencia, como la vivida en San Vicente del Raspeig, a consecuencia de las lluvias torrenciales del pasado lunes, 13 de marzo, lo hacemos siempre con la incertidumbre de lo inesperado. A pesar de que las previsiones meteorológicas nos ayudaron a mantenernos en alerta y a prever y planificar, en la medida de lo posible, las medidas de seguridad necesarias en situaciones complejas, la realidad escapa, en mucho, a nuestro control total y absoluto, especialmente cuando se trata de enfrentarnos a las fuerzas de la naturaleza.

Eso mismo fue lo que ocurrió en San Vicente, donde el cielo descargó 193 litros por metro cuadrado, en muy poco espacio de tiempo. Calles anegadas, vehículos arrastrados, viviendas inundadas, y lo más grave de todo, la vida de algunos vecinos en peligro. Por fortuna, sólo debemos lamentar daños materiales. Con la serenidad y la perspectiva que aporta el tiempo, días después de lo ocurrido, y tras vivirlo en primera persona, es el momento de reconocer el trabajo bien hecho y felicitar a todos los que actuaron aquel día, velando por la seguridad  de todos los vecinos y vecinas de San Vicente.

Como concejala de Policía y Seguridad Ciudadana, en mi nombre, en el de mi compañero, el concejal de Presidencia, Manuel Martínez, con quien compartí las tareas de coordinación, así como también en nombre del alcalde, Jesús Villar, con quien estuvimos en contacto permanente en todo momento, quisiera hacer llegar mi gratitud y felicitación, a los operativos de la Policía Local, los voluntarios de Protección Civil, y a los efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos, que la noche del lunes, trabajaron de manera extraordinaria, con prontitud, eficacia, entrega y profesionalidad. Mi agradecimiento en particular, al turno de la noche de la Policía Local, por su pronta incorporación para poder reforzar los efectivos cuando más necesarios fueron, y a los oficiales a su cargo.  A los voluntarios de Protección Civil, por su entrega en cada servicio, poniendo incluso en juego su vida, para salvar la de otros. Y en general a todos los que colaboraron a que hoy sólo tengamos que lamentar algunos daños materiales.

Sé por experiencia que no hay mayor satisfacción que la del trabajo bien hecho, pero  es una obligación de los gobernantes saber reconocerlo.

He de resaltar la capacidad resolutiva de todos los efectivos y su aplomo ante situaciones de mucha tensión, todo ello sin perder ni un ápice de empatía con los ciudadanos, que se enfrentaban con ansiedad, en ocasiones a una verdadera situación de emergencia.

El trabajo bien hecho debería ocupar más espacio en las páginas de los periódicos y en los noticiarios de la televisión. No siempre es así, por eso hoy he querido poner en valor el gran trabajo realizado por todos ellos, a través de estas líneas, la tarde y noche del lunes 13, en San Vicente del Raspeig.