La izquierda social

José Ramón Torregrosa
Sociólogo sanvicentero

Hablar de tradiciones en unos tiempos tan inestables como los que corren puede resultar contradictorio, pero aunque algunos prometen traer tiempos nuevos y regenerar la democracia, el portador de la bandera de la igualdad de la defensa de los derechos y de la solidaridad, en definitiva de la izquierda, en este país durante los tres últimos siglos no es otro partido que el Partido Socialista.

Nos prometen cambio, pero seamos sinceros, el cambio vino a España de la mano de Felipe González en los años 80, cuando todavía nos encontrábamos anclados en la autarquía y entre todos articulamos un nuevo modelo con el que empezamos a navegar en el mundo moderno. No se pretendía sacar a este país de los rincones de la historia, se trataba únicamente de hacerlo funcionar y eso sin duda alguna se consiguió.

En momentos de crisis la crítica es fácil, destruir siempre es más fácil que construir, los acertados diagnósticos de los agoreros pretenden que la única solución consiste en desmontar todo el sistema, hay que cambiarlo todo, para que todo siga igual; otros pretenden que el inmobilismo sea la solución, capear la situación sin que nada cambie y permitiendo que las desigualdades se acentúen, pero en un país donde los periodos de democracia y tolerancia han sido sistemáticamente cercenados no podemos permitirnos el lujo de echar por tierra todo el camino que hemos recorrido juntos, no podemos embarcarnos en aventuras que, siendo esperanzadoras, no tienen un futuro cierto, ni quedarnos quietos mientras solo unos pocos se aprovechan de la situación.

Se han cometido errores que nos han llevado a esta situación , pero estos no vienen de las instituciones, públicas o al servicio del público, sino de las personas que las han gestionado como si fueran propias, y no de los ciudadanos, durante los últimos años, se trata de implantar un control de todas las administraciones publicas, ya sean nacionales, autonómicas o locales, bajo tres criterios eficiencia, utilidad y transparencia.

• Eficiencia, a la hora de trabajar, dar un servicio al ciudadano de una manera rápida y eficaz.
• Utilidad, dando soluciones al los problemas reales de los ciudadanos.
• Transparencia, dando detalles claros de la gestión que se lleva a cabo y de como se lleva a cabo.

El fin de estos criterios no es otro que presentar unas administraciones públicas más cercanas a los ciudadanos, donde el poder sea de los propios ciudadanos y los cargos sean un puesto de servicio, no un puesto del que servirse: queremos unas administraciones eficientes, útiles y transparentes.

Unas administraciones que lejos de ser un problema sean un camino hacia la solución de los problemas que azotan a la sociedad actual, una administración local cercana donde los ciudadanos tengan voz además de voto, una administración autonómica donde prevalezcan los problemas de la ciudadanía a los problemas de los gobernantes y una administración nacional que defienda a sus todos sus ciudadanos, no solo a aquellos que se ciernen como buitres volando en círculos privados alrededor del dinero.

Este es un año electoral a todos los niveles, el resultado se presenta incierto, pero ante esta incertidumbre se nos presenta algo con absoluta certeza: si hay un partido importante y decisivo en este país con capacidad de dialogo, tanto interna como con los demás, un partido que ha demostrado su capacidad de vertebrarse y vertebrar la sociedad española a todos los niveles, municipal, autonómico y nacional, un partido capaz de reducir las desigualdades tanto económicas como de derechos ese es sin duda el Partido Socialista.

José Ramón Torregrosa
Sociólogo