Jaime RosarioJaime Rosario
Militante PSPV-PSOE Sant Vicent del Raspeig

En la prensa de hoy y en la TV se está destacando la noticia de que el Gobierno del PP va a implantar una nueva medida sobre menor fiscalidad para los que más tienen.

Se trata de que “los mayores de 65 años que vendan cualquier tipo de activo, no sólo inmuebles, sino también acciones u objetos de valor, para dedicarlo a una “renta vitalicia” que complemente su pensión, no tributarán en el IRPF por la plusvalía generada en dicha venta”.

Se trata pues de “otra medida destinada a que los más favorecidos paguen menos impuestos”.
Solicitada, además “desde el sector financiero y de seguros para redondear el patrimonio de sus clientes más interesantes” y mercandilear con sus negocios.

Pero el Gobierno está intentando vendérnoslo como una bajada de impuestos generalizada para todos los mayores de 65 años y que estos puedan disponer de más ingresos para sostener los gastos en la vejez: una mayor renta vitalicia y mantener su capacidad económica.

Aparentemente puede sonar bien. Si usted tiene tres apartamentos en la playa y un chalet en la sierra, aparte de su vivienda habitual, usted puede venderlos y transformarlos en dinero. Obteniendo así una plusvalía importante por la que no pagará impuestos. Para ello, ese dinero lo tendrá que ingresar en una cuenta que le rentará todos los meses una cantidad acordada con su entidad bancaria o de seguros en forma de “renta vitalicia”.

Muy bonito y muy rentable para aquellos que dispongan de esos bienes, o de joyas o valores en bolsa (con los que podrá hacer lo mismo). El inconveniente es que no se trata de una medida generalizable a disposición de cualquier ciudadano, sino únicamente para aquellos que dispongan de un amplio patrimonio producto de sus altos ingresos acumulados durante sus años de actividad anteriores y/o de sus especulaciones comerciales financieras.

A modo de contraste, veamos lo que suele pasar con el común de la gente. Si usted comenzó a cotizar por su trabajo a los 15 años de edad –y lo ha hecho ininterrumpidamente durante los 50 años siguientes-, cuando alcance los 65 años podrá disponer de una pensión máxima de aproximadamente 2.500 € mensuales y de los ahorros que durante toda su vida activa haya podido depositar en su cuenta bancaria particular. Los cuales le servirán de complemento para afrontar cualquier contingencia que se le presente.

Pero la realidad social actual no ofrece demasiada confianza para que esto pudiera seguir siendo así. La realidad social actual y el futuro previsible es que cuando llegue usted a esa edad, no disponga usted de joyas acumuladas ni de propiedades diversas que vender – solo la vivienda habitual familiar, que ha ido pagando durante gran parte de su vida laboral- y que, ahora que ha llegado al momento de retirarse, pensando que sus hijos se desenvuelven solos para seguir su vida, criar a sus propios hijos e incluso ayudarle a usted y a su pareja en los últimos años…. Se puede encontrar en la situación diametralmente opuesta: Sus hijos han completado su formación, se encuentran con su título profesional bajo el brazo y carecen de ingresos propios que les permitan desenvolverse por carecer de puesto de trabajo, o hayan tenido que emigrar a otro país a ver “si encuentra algo” para subsistir.

Imagínese que su hijo de 30 años de edad y que dispone de una buena formación y titulación profesional, no ha logrado aún su primer empleo y carece de ingresos (cuando ya tiene el doble de edad de usted, cuando logra su primer puesto de trabajo). Sigue en casa de los padres y viviendo gracias a ellos.

La cosa se complica cuando resulta que su hijo si encontró su primer empleo a los 25 años de edad, trabajó –con altibajos- durante tres años en los que se casó con alguien en situación similar y, entre los dos constituyeron una familia y tuvieron dos hijos (le dieron dos nietos encantadores); viven en su propio apartamento, que adquirieron con una hipoteca a cuarenta años avalada por usted y que hoy le ha sido embargada y el avalista –usted- tiene que seguir pagando mensualmente. Si ha tenido suerte, a lo mejor el apartamento lo han podido vender a tiempo y librarse de la hipoteca.

En estos momentos, viven la pareja y sus niños con ustedes en el piso familiar –que afortunadamente ya esta pagado- con lo cual de su pensión han de vivir en este momento seis personas (los padres, los hijos y los nietos). Pero, además, las perspectivas de futuro son las que son actualmente: Su hijo y su pareja van camino de ser parados de larga duración y carentes de ingresos o, quizás, alguno de ellos ha logrado un contrato laboral temporal de breve duración y con escaso salario. Tan de breve duración y de tan escaso salario como los que la última EPA ha puesto de manifiesto, ahora que se nos dice que estamos saliendo a flote.

Si esa situación se prolongara durante 15 años, nos encontraríamos con que su hijo ha superado los 45 de edad (y aun se han empeorado mas sus perspectivas laborales), sus nietos están en la veintena y no pueden culminar sus estudios por el encarecimiento de las matriculas ni encontrar empleo, y usted ya ha cumplido los 80 años y su expectativas de vida se están acortando aceleradamente. ¿Cuántas propiedades, joyas o valores negociables, cree usted que podría disponer para complementar sus ingresos mediante una cuenta de “renta vitalicia”?, ¿Qué le puede importar a usted –y a los suyos- esta “graciosa” medida de presunta reducción de impuestos que el PP quiere impulsar mediante Decreto.

Pero no desespere: De todo se sale, no sabemos muy bien por qué. “No hay mal, que cien años dure”, ni gobierno que no se pueda cambiar en las urnas.

Jaime Rosario. Licenciado en Trabajo Social (Universidad de Entre Ríos). Titulado en Gestión Gerencial (EADA), Máster en Servicios Sociales (Universidad de Alicante). Escritor. Y jubilado.